No siempre fácil expresar
nuestros sentimientos. Y en ocasiones nuestras miradas hablan más de ellos que
nuestras palabras. Se conocieron como otros muchos hoy: a través de la red.
Resultaba más sencillo expresar solución
mutua a través de sus ojos que la experiencia de un deseo pasional. Estaba
empezando a ser una historia de amor de esas que pudieran ser difíciles de
olvidar. Hoy se volvió a despertar sintiendo aquellos besos que nunca había
experimentado.
Hace tiempo había contado los
kilómetros que tenía que recorrer para encontrarse y las horas y minutos que
tardaría en el mismo. Con mucha antelación estaba experimentando lo feliz que
se sentiría ese día. Ambos, con mucha ilusión, se repetían aquello que parecía
su consigna: deja de una vez de pensar en la distancia que nos separa y piensa
en el amor que nos une. Pensaba e ella que, si conseguimos superar este
problema, cualquier otro que se presente en el futuro será muy pequeñito
comparado el de hoy. Él coincidía con la misma razón: no pensemos en el camino
a recorrer, pensemos mejor en el destino.
Y cuando te asustes o tengas miedo de que el futuro va a ser
difícil, piensa que siempre hay aquí un corazón latiendo por ti. Estaban recorriendo
así una vivencia mutua que les fortalecía ante los problemas de cada día.
¿Cómo terminaría?
Posiblemente, de todo lo que leamos en esta “historia de sentimientos” tengamos
alguna experiencia similar vivids en
nuestro entorno. Y su final siempre será como el final de los demás. Empezarán
a descubrir cosas que antes no conocían.
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