Resulta que, por lo general,
sus puestos están llenos de posibles clientes que en procesión los recorren
todos buscando los precios más baratos y se les acusa dé molestar a los
ciudadanos. Resulta que los comerciantes
del sector con precios muy superiores a los que están sentados en las aceras
protestan por los dichosos manteros que les hacen la competencia por sus
precios. ¿No debería la policía y cualquier político promover precios al
alcance de todos? ¿Por qué castigar a los que venden más barato y promover a
los que tienen precios más altos?
Resulta curioso que estos
mismos comerciantes no protesten por las facilidades a los grandes comercios
para abrir los domingos y vende más barato que los pequeños comerciantes.
No. Quién hace daño y explota
a los pequeños de aquí no son otros más pequeños y que no tienen cuenta en el
banco. Quién compra en las tiendas de marca no son los que van al Rastro o a
cualquier mantero a comprar unas gafas de sol .
Uno muchas veces se pregunta
si la actitud sería la misma si el mantero fuera de piel blanca y vecino de
casa a quien conocemos sin trabajo desde hace años.
No. No piense usted que nos
lee que somos defensores de la igualdad y que nos tragamos las pamplinas revolucionarias. No. Tampoco le
vamos a decir que hay algo de racismo en su conducta.
Al final, más que racismo lo
que de vislumbra es clasismo. Porque ¿acaso molesta el empresario negro que
vende productos de marca? ¿Nos hiere por algún sitio aquel “sudaca” que gana un
millón diario jugando en uno de Los grandes? Para nada. Nosotros mismos pagamos
su sueldo dejándonos en taquilla precios de escándalo cada vez que visitan
nuestra ciudad.
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