No es lo mismo obedecer que
ser sumiso. Obedecer tampoco va en contra de la responsabilidad propia. A veces
hemos entendido que obedecer es una sumisión a la autoridad de otra persona. Y
pensamos: “lo que dice el profesor”, “lo ha dicho el presidente!, “donde hay
patrón no manda marinero”. De esta manera cortamos por lo sano la crítica
constructiva y la elaboración de una conciencia sana.
La obediencia solo tiene
sentido desde la libertad, únicamente. Y por otra parte debe estar ligada al
discernimiento y al ejemplo.
Ojo pues: la ve bien si es
una virtud maravillosa porque ejercita la humedad, pero la obediencia ciega,
que delega responsabilidades morales es
mucho más peligrosa que la desobediencia. En fin cada situación requiere de la
reflexión necesaria y no de la obediencia servil.
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