En la isla en que nací
cabe el cielo en una cueva,
un desierto en una playa,
la ciudad en una isleta,
la memoria en un pinar,
el aire en una caldera,
la nieve dentro de un pozo,
la sombra, bajo una piedra,
una isla en una plaza,
dos santos en una vega,
una flor dentro de un queso,
un bosque en calles
estrechas,
el mundo entero en un parque
y hasta un charco en una
cesta.
En la isla en que nací,
en la hermosa Gran Canaria
tres incendios nos llenaron
los corazones de lágrimas;
no nos cabían por dentro
la tristeza ni la rabia
pero dimos un ejemplo
como tierra solidaria
y entre todos lograremos
que la isla se rehaga,
que vuelva a vivir vestida
del color de la esperanza
y que su símbolo sea
el Pinar de Tamadaba
Yeray Rodríguez
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