Me encantan las fresas. Desde
pequeño las pedía en el postre cada día. Y cada día sonaba igual la respuesta
de mi madre: en mayo, mi hijo, que es su mes. Y así fue.
En mayo me convertí en un adicto
a la fresa, pero desde que la ingeniería genética descubrió qué las fresas
también podrían cosecharse los demás meses del año, la casa fue pintada de
morado.
Pequeños cambios, ya lo sé, que
vienen de la mano de esa revolución tecnológica constante tan de nuestros días.
Nada comparado, por supuesto, a descubrir un nuevo fármaco, capaz de acabar con
una pandemia hasta ahora intratable, o a descubrir vida en algún exoplaneta
lejano al cual, de todas formas, no tenemos por ahora la posibilidad de
acceder.
Da igual, lo que tengo claro
es que el mundo -mi mundo- es más feliz con fresas todos los días.
Suelo visistar de incognito tu blog, Calida Brisa es Paquita de Pots, cuando abri hace muchos años el mio elegi ese nombre, y con ese nombre se me conoce en este mundillo, ahora llevo muchos años que no puedo escribir, y desde Junio que me he quedado sola menos, pero os sigo a ti y a los amigos de Pots. Un abrazo amigo
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