Visitando el centro de acción
social de un barrio de mi ciudad, me encuentro con una bonita experiencia que
me ha alegrado muy mucho.
Estos días no hemos parado -me
cuenta un colaborador social-. No cesan de venir usuarios. Buscan orientación
de todas las cosas. Preguntan por sitios ciber, asesorías, salas de estudio,
información juvenil variada, asesoramiento laboral, búsqueda de trabajo –es lo
más frecuente-, cómo hacer las entrevistas laborales, qué es lo que deben
decir, cómo deben comportarse… Otros preguntan sobre la prevención de
embarazos, anticonceptivos e higiene sexual. El embarazo adolescente sigue
siendo una realidad y es algo que preocupa a muchos.
Estamos pensando en organizar
para el próximo mes un taller educativo sobre cómo afrontar la ansiedad, pues,
aunque uno vea a los jóvenes con talante de pasotismo y diversión, lo que
buscan y se preguntan –arriba hay una muestra de ello- produce en muchas
ocasiones un disloque mental.
E intentamos utilizar el
espacio de animación como un lugar también para proyectar películas donde se
toquen temas relacionados con la búsqueda que ellos hacen a todos los niveles.
Es un trabajo interesante. En
la medida que la gente está mejor informada, lo que muchos llamaban el
vandalismo juvenil en el barrio está siendo mejor enfocado. Siempre se ha dicho
que el conocimiento engendra poder. La información también ayuda a que todos
nos ubiquemos: desde la diversión hasta el sexo pasando por el trabajo.
También está el desfase
generacional. Algunos mayores -no son muchos de momento- han venido a protestar
porque, según ellos, está bien que le hablemos e informemos de cosas de
trabajo, pero lo demás no vale. Lo que pasa es que de "lo demás"
tampoco se ha hablado en casa, y parece que va a seguir sin hablarse.
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