lunes, 11 de marzo de 2019

Diario de mi duodécima semana en el reino de Yuppi

Primer Día
Algo está cambiando. Ha llegado el momento de tomar decisiones. No hace falta viajar lejos para aprender nada. Tampoco puedes estar toda la vida soñando con irte a otro lugar. Tengo que seguir sintiendo el viento,  hasta ahora me he ido bien. Aunque también he aprendido a perder el tiempo qué es lo mismo que no saber a dónde ir ni a dónde mirar. Por eso casi siempre dejo el trabajo para más tarde-.


Segundo día
No es extraño que caminando por el reino de Yupi amanezca hoy escondido en un rincón de una playa desierta. Estoy oyendo pasos pero si la calle está desierta deben ser los que di anoche para encontrar este lugar.  Lo que sí tengo claro es que esto mío no es una racha, no es una crisis, no es un bajón, no es euforia, y tampoco es equilibrio.

Soy yo.


Tercer día
De vuelta a casa. Ni siquiera abro la ventana. Me asomo al espejo del baño y le digo que mañana voy a cambiar. Los dos nos hemos reído con ganas.
Bajo la misma oscuridad después de quitarme la ropa me acuesto boca arriba en el suelo del pasillo y viene a mi cabeza la imagen de la mujer más guapa con la que he estado y el tiempo y la forma que compartí con ella en la terraza de mi casa. Sé que no podré volver a verla. Pero solo por ella quiero vivir, meterle a todo lo que se le pueda meter sentirlo así y seguir metiéndole mano.


Cuarto día
Últimamente no paro quieto. Es como si se me disparan los pies del presente. Pero estoy contento. De último parecía estar hibernado. Esta tarde he quedado para ver a mi chica favorita. La conozco desde hace tiempo. Cantamos las canciones que hoy ya no se escuchan. ¿Qué por qué? Pues porque es una de soñar. ¡Que alguien me dé una razón que me convenza para dejar de hacerlo. ¿Qué planes tengo con ella? En principio solo caminar, andar. Eso sí, sin perder la costumbre de mirarnos a los ojos.


Quinto día
Me he dado cuenta que no merece la pena ser cínico. Cuando caigo en ese error solo obtengo victorias y placeres parciales. Por un momento te crees el más inteligente del barrio, el más sarcástico. Después, cuando descubres que en una muestra de un complejo de superioridad..., te das cuenta de que, debajo, siempre se esconde otro de inferioridad. Mal rollo…


Sexto día
Estoy por romper la tradición. ¿Por qué tengo que esperar a mañana para comer paella? Yo he sido siempre persona respetuosa con las tradiciones, lo cual no quiere decir que sea un carca de esos que seguro estás pensando. No, todo lo contrario. Te llevarías sorpresas. Pero el caso es que hoy vendería mi alma por un buen plato de paella de pollo y conejo.


Séptimo Día
A ver qué pasa mañana. Puede que sea un día de esos que me han dicho qué puede ser otro día. Igual ni la mochila está de acuerdo con esto. Pues hoy ni siquiera la he abierto.


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