De casa, fuera de la ciudad
hasta la oficina donde trabajo hay como unos 45 minutos caminando que hago cada
mañana. El camino es a través de una especie de arbolado muy muy variado.
Atravesando el mismo camino
cada día, uno de sorprende al ver la evolución de la retama, las huellas de un
perro o la flor que acaba de brotar. Ese caminar mañanero, saliendo con tiempo
y yendo despacio es como un regalo que te viene y te hace sentir vivo. Sentir
el placer de la naturaleza, caminar como un animal libre del corral. Te hace
feliz.
A veces dejo libres los
pensamientos y surgen experiencias vividas anteriormente dejando aflorar los
pensamientos positivos.
Conocer el bosque, la montaña
es conocer la vida. Es como sentir el esfuerzo de la cuesta de la vida que a
cada uno le toca.
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