Hacía tiempo que no soñaba,
al menos no era consciente del sueño tenido. Esta mañana mientras el agua
fresca de la ducha caía sobre mí, recordé mi sueño de anoche.
Y fue así: vi un cielo limpio
donde no había humo de bombas, ni se oían silbar los misiles. Las golondrinas
eran los únicos habitantes del aire y los ejércitos de antenas parabólicas
habían sido sustituidos por las cometas de los niños. Los bosques con sus árboles
poblados de pájaros, con claros tranquilos
donde descansar los hombres descansar y donde los animales pudieran tener su
refugio. El pan estaba al alcance de todos los humanos y sabía a ternura. Y el
vino dejaba detrás de sí el sabor del amable calor de la alegría.
Alguna razón habrá para que
esta mañana al despertar me haya sentido mucho más libre y con ganas de darme
un canto en los dientes por las ganas que tengo de respirar profundamente en el
día de hoy.
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