Estar ilusionados es un componente fundamental en la vida de las personas. También en el trabajo. Ya hemos escuchado muchas veces que gustarle a uno el trabajo que hace significa mayor rentabilidad personal y mayor productividad para la empresa. Aunque no está el monte hoy como para que cada uno trabaje en lo que le guste.
Ilusión es lo que lleva todos los domingos a millones de aficionados a los campos de fútbol. Desconcierto, pocas ganas es lo que se ve en muchas caras a la salida de los estadios cuando ha acabado el partido y su equipo no ha ganado.
Animamos a nuestro equipo, a nuestros favoritos, pero cuando no ganan, cuando pasa el tiempo y los resultados son adversos pitamos, gritamos, nos enfadamos. Algo así pasa en la vida de las personas. ¿Con quién nos enfadamos y a quien le pitamos cuando algo de ilusión falte en nuestras vidas? Más que protestar lo que tendríamos que hacer es analizar los motivos, y poner manos a la obra para reconstruir las motivaciones que nos ayuden a seguir avanzando, al menos a nivel personal, aunque las circunstancias objetivas nos sean adversas. Porque estar ilusionados es algo fundamental en la vida de cada persona, es ese estado mental que nos ayuda a luchar por algo en la vida de cada día.
Como el niño pequeño que abre los sobres de cromos, o que destapa cualquier paquetito sorpresa, así deberíamos estar en la vida. Pero, caray, sí, ya sé que es difícil, al menos no es nada sencillo. Hay que revisarse continuamente, y fortalecer la esperanza para ser y vivir como apasionado. Aunque cuando vayamos creciendo, y nos encontremos con mil y una dificultades, nos resulte difícil o menos sencillo. Pero la ilusión no la podemos perder. Aunque nos defrauden cosas o personas a nuestro alrededor. Siempre habrá un pequeño detalle de alguien que nos sorprenda y nos entusiasme. Brindemos hoy por vivir ilusionados.
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