miércoles, 8 de enero de 2020

Esas pequeñas grandes ilusiones cotidianas

Estar ilusionados es un componente fundamental en la vida de las personas. También en el trabajo. Ya hemos escuchado muchas veces que gustarle a uno el trabajo que hace significa mayor rentabilidad personal y mayor productividad para la empresa. Aunque no está el monte hoy como para que cada uno trabaje en lo que le guste.

Ilusión es lo que lleva todos los domingos a millones de aficionados a los campos de fútbol. Desconcierto, pocas ganas es lo que se ve en muchas caras a la salida de los estadios cuando ha acabado el partido y su equipo no ha ganado.

Animamos a nuestro equipo, a nuestros favoritos, pero cuando no ganan, cuando pasa el tiempo y los resultados son adversos pitamos, gritamos, nos enfadamos. Algo así pasa en la vida de las personas. ¿Con quién nos enfadamos y a quien le pitamos cuando algo de ilusión falte en nuestras vidas? Más que protestar lo que tendríamos que hacer es analizar los motivos, y poner manos a la obra para reconstruir las motivaciones que nos ayuden a seguir avanzando, al menos a nivel personal, aunque las circunstancias objetivas nos sean adversas. Porque estar ilusionados es algo fundamental en la vida de cada persona, es ese estado mental que nos ayuda a luchar por algo en la vida de cada día.

Como el niño pequeño que abre los sobres de cromos, o que destapa cualquier paquetito sorpresa, así deberíamos estar en la vida. Pero, caray, sí, ya sé que es difícil, al menos no es nada sencillo. Hay que revisarse continuamente, y fortalecer la esperanza para ser y vivir como apasionado. Aunque cuando vayamos creciendo, y nos encontremos con mil y una dificultades, nos resulte difícil o menos sencillo. Pero la ilusión no la podemos perder. Aunque nos defrauden cosas o personas a nuestro alrededor. Siempre habrá un pequeño detalle de alguien que nos sorprenda y nos entusiasme. Brindemos hoy por vivir ilusionados.


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