“El mes no me llega a un buen
sueldo” -Me quedé mirándolo aturdido. ¿Qué me estaba diciendo? me dije.
Con frecuencia se me hace un
nudo en el estómago cuando me encuentro con gente que ya de joven, ya
cincuentón están irremisiblemente apuntados en el paro. Algo en mí se rebela
cuando sigo encontrando a quienes duermen en suelo tan duro y húmedo como la
carretera. Sí, les llevo un bocata y un café con leche. ¿Pero qué soluciono con
esto?
Nunca he entendido por qué
nuestra vida tiene que reducirse a una cosa llamada economía y que nos la explique
gente que les sobra pasta a montones. Me embrutece leer, escuchar, tener noticias de aquel que cambia de lugar
un dinero que no es suyo. Me entran ganas de ser un superdotado cuando veo cómo
echan a una familia de su casa y sus lágrimas no sirven de nada.
Y no entiendo ni comprendo a
los que estas cosas les da lo mismo.
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