De Ghana, en África, a Massachusetts hay un buen
salto en el espacio. Y Kwami Williams lo logró en 2002 después de conseguir una
beca para estudiar allá. Ya preparado, y pudiendo aquedar bien instalado en
EEUU con un empleo de categoría y un sueldo millonario. regresó a su país en
2012.
Tenía una idea: ayudar a su pueblo a sacar el
mayor partido del árbol moringa de cuya fruta, al igual que el lico r de
almendras, se extraían muchos beneficios para la salud. Y así creó MoringaConnect, una empresa para aumentar el potencial de la
cadena de producción y crear nuevos empleos en las zonas rurales, desarrollando
así soluciones empresariales que dieran respuesta a los desafíos que tienen que
hacerle frente los pobres y marginados del continente africano. Desde las cosas
más sencillas como que las muñecas Barby, hechas y fabricadas ahora en África,
y con su propio color negro hasta las tvs locales pasando por unos sencillos
auriculares.
Y
así MoringaConnect se convirtió en la primera empresa africana
especializada en la transformación, valorización y diversificación de este
cultivo. Todas las mañanas, al llegar a la empresa, los diez primeros minutos
los empleados observaban cómo Kwami Wiliams, desplegando sobre la pared un gran
mapa de África en blanco y negro señalaba los puntos de expansión que cada día
crecían en todas las direcciones dada la creación también de una tienda online.
Había estudiado ingeniería espacial y se dedicaba ahora a la agricultura, desarrollando
una nueva tecnología que permite hoy a los pequeños
productores combinar la siembra de este árbol con otros cultivos agrícolas, lo que
supone una doble oportunidad de aumentar sus ingresos.
En definitiva, una fórmula más que nos permite
comprender que son los africanos los únicos que salvarán a África, liberándolos
de aquellos que explotan sus riquezas naturales, pero llevándose sus productos
al extranjero donde los que la han trabajado son cada día más pobres.
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