Todo comienza y todo acaba. Aquí todo acabó mal. Se perdió la guerra, la
batalla, la lucha…, como queramos llamarla.
Todo ha resultado, como el guiso de un ciego, hecho de lágrimas negras,
nacidas de un espíritu derrotista. Ya todo está muerto (¿habrá alguien que
cuando nosotros no estemos sepa llevar el viento a su voz?). Todo muerto, ni
siquiera las lágrimas corren, también murieron.
No hay comentarios:
Publicar un comentario