Alguien, con video cámara y
un buen equipo de sonido, tenía que haberse adelantado al momento en que se
formó aquel rincón de la plaza. Hoy podríamos escuchar, sin perdernos detalle,
aquellos secretos de adolescentes que nos contábamos en aquel rincón; hubiésemos
visto la cara de pillos que nosotros poníamos al contarnos nuestros planes y
podríamos dedicar, de vez en cuando, la noche de un fin de semana, a ver con
entusiasmo y admiración aquellos primeros besos que nuestros abuelos, primero,
y nuestros padres, después, se daban por primera vez, en aquel rincón amparado
por la sombra de la arboleda que le rodeaba, estaba sumido en la oscuridad que
venía con cada tarde de la semana.
La tecnología llegó más tarde
y el rincón de nuestro patio puede guardar con tranquilidad nuestras vidas.
Con cámaras en mi época, hoy tendría cero en conducta.
ResponderEliminarLas cosas que hacíamos los adolescentes cuando no había Internet y la música era nuestra red social. Con todo el alma y la dedicación que pone un niño cuando está jugando y sintiéndonos adultos libres y visionarios. Con cámaras nos cambiaría la vida que tuvimos, desde luego que si.