Al
susurrar mi nombre lo haces agua
y
un amanecer surge, y una estrella,
y
en tus manos se abre toda la tierra
y
emergen en mi piel dunas y playas.
Si
poso mi mirada en tus pupilas
mis
ojos se hunden en su mar profundo
y
en un instante siento al contemplarte
cómo
todo se olvida y todo nace.
Avanzas
hacia mí vivo y osado
arrancando
grilletes de mi alma
que
libre ya de su presidio siente
batir
mil alas de palomas blancas.
Tú
exploras lo insondable para hallarme,
yo
emerjo desde ti hasta encontrarte,
y
abrazados al mundo primigenio
ascendemos
al cielo de la tarde.
Graci Bordón Ardiles
Muchísimas gracias, Armando, por tu amabilidad al publicar mi poema. Un fuerte abrazo
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