miércoles, 8 de noviembre de 2017

Mar


De niño y adolescente vivió junto al mar. El azul del cielo y el del mar unidos, su horizonte, era ventana desde donde todo se veía. Cuando tenía dudas se asomaba a la ventana de su casa y el horizonte, siempre más allá de la frontera, le daba una respuesta. Ya mayor, solo, sus hijos liados con sus ocupaciones, ha optado por una residencia de acuerdo a sus posibilidades económicas. Es libre, sí. Pero para ver el mar y abrir su mente hacia el horizonte tiene que cerrar los ojos.



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