Benjamin
Franklin (1.706 – 1.790), vital,
optimista incluso más allá de lo razonable –según cuentan- fue uno de esos
personajes cuya incidencia en la Historia pasa a menudo desapercibida. En
política, fue uno de los “padres de la patria” de los Estados Unidos de
Norteamérica, pero, además su inteligencia le permitió desarrollar inventos
como el pararrayos o las lentes bifocales, por ejemplo.
Y,
sin embargo, su talante tan comprometido con su entorno como equilibrado
–quizás consecuencia de ser el decimoquinto hijo de una familia de diecisiete-
nos regala una visión del mundo tan lúcida como entrañable. Parte de esa
concepción del mundo y de las relaciones humanas quedaron patentes en infinidad
de frases brillantes, como las que hoy recogemos aquí:
“Dime
y lo olvido, enséñame y lo recuerdo, involúcrame y lo aprendo”.
“El
que se enorgullece de sus conocimientos es como si estuviera ciego en plena
luz”.
“La
honradez reconocida es el más seguro de los juramentos”.
“¿Amas
la vida? No desperdicies el tiempo porque es la sustancia de que está hecha”.
“El
corazón del loco está en la boca; pero la boca del sabio está en el corazón”.
“Aquél
que se ama a sí mismo no tiene rival ninguno”.
“Los
faros son más útiles que las iglesias”.
“Invertir
en conocimientos produce siempre los mejores beneficios”.
“La
felicidad no se produce por grandes golpes de fortuna, que ocurren raras veces,
sino por pequeñas ventajas que ocurren todos los días”.
“La
forma de ver mediante la fe es cerrar el ojo de la razón”.
“La
pereza anda tan despacio que la pobreza no tarda en alcanzarla”.
“Las
tres cosas más difíciles en este mundo son: guardar un secreto, perdonar un
agravio y aprovechar el tiempo”.
“No
cambies la salud por la riqueza, ni la libertad por el poder”.
“No
hay inversión más rentable que la del conocimiento”.
“Sólo
el hombre íntegro es capaz de confesar sus faltas y de reconocer sus errores”.
“La felicidad humana generalmente no se logra con grandes golpes de
suerte, que pueden ocurrir pocas veces, sino con pequeñas cosas que ocurren
todos los días”.
“Tómate tiempo en escoger un amigo, pero sé más lento aún en cambiarlo”.
“Dime y lo olvido, enséñame y lo recuerdo, involúcrame y lo aprendo”.
“Un padre es un tesoro, un hermano es un consuelo: un
amigo es ambos”.
“De aquel que opina que el dinero puede hacerlo todo, cabe sospechar
con fundamento que será capaz de hacer cualquier cosa por dinero”.
“Quien tiene paciencia, obtendrá lo que desea”.
“La alegría es la piedra filosofal que todo lo convierte en oro”.
“No anticipéis las tribulaciones ni temáis lo que seguramente no os
puede suceder. Vivid siempre en un ambiente de optimismo”.
“Presta dinero a tu enemigo y lo ganarás a él; préstalo a tu amigo y
lo perderás”.
“Cuida de los pequeños gastos; un pequeño agujero hunde un barco”.
“Si el tiempo es lo más caro,
la pérdida de tiempo es el mayor de los derroches.
Tres podrían guardar un secreto
si dos de ellos hubieran muerto”.
“Es mejor acostarse sin cenar
que levantarse con deudas”.
“Donde hay matrimonio sin amor,
habrá amor sin matrimonio”.
“La oxidación por falta de uso
gasta mucho más las herramientas que el propio trabajo”.
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