Qué fácil es ver los
toros desde la barrera o arbitrar un partido de fútbol desde las gradas. O que
maravillados nos sentimos cuando vemos llegar al alpinista a la cima de su meta
y brazos en alto exclama su alegría ante el entusiasmo de sus fans. Más difícil
es estar en el campo entre los jugadores que pasan el balón, corren y patean
sin tener en cuenta al que está delante. Y no digamos subir el monte más alto desde
una plataforma bien estable donde el único esfuerzo de los que lo ven es
soportar el pesado abrigo que nos cubre del hielo.
“Es una experiencia verdaderamente
fascinante, te olvidas de todo, de todas las preocupaciones, de todos los
problemas, toda tu atención se centra en no caerte, es un deporte en el que
interviene todo el cuerpo. Produce una enorme sensación de libertad sentirse
tan cerca de las rocas, de la naturaleza, de las montañas, cuando alcanzas la
cima sientes tal felicidad que quieres volver a experimentar esa sensación lo
más a menudo posible". (Leni Riefenstahl)
A los que tienen como hobby montañas muy altas
a veces se le toma como excéntricos. Los alpinistas son el mejor ejemplo para
saber lo que es escalar, su camino es una pendiente inhumana, donde los
emperadores son el viento y el hielo y los extremos suelen tocarse: éxito o
fracaso. De alguna manera arriesgan su vida para tocar un premio. Algo así como
una fantasía donde se unen la capacidad física con la determinación, la ética
con la capacidad técnica, ningún timorato o miedoso se atreverá a vivir esta
experiencia.
Deporte, el alpinismo, que es un buen ejemplo
para revisar las escarpadas paredes o muros que hemos subido o tendremos que
seguir subiendo para cualquier cosa que nos propongamos. En el alpinismo no
cabe la tibieza. Hay que echarle fantasía, estar preparados física y
técnicamente, tomar las dificultades como un juego o reto de palabras a
construir desde ellas una historia. Se necesita para ello gente responsable. Superar
limpiamente las dificultades, no hacer trampas, no luchar contra la naturaleza
sino comprenderla adaptándonos a ella. Actitudes todas ellas a contrastar con
cualquier objetivo que nos tracemos en la vida para lograr el cual siempre
habrá que subir una montaña, más grande o más pequeña, pero subida siempre.
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