Le propusieron coordinar las fiestas de la ciudad. Una
ocasión, pensó, de colaborar para que la gente, expandiéndose, celebre su vida.
Eran varias las ofertas que recibió de las empresas del ramo. Pero con el
tiempo, los dineros, reconocimientos, viajes, etc., fueron criterios más
fuertes que la calidad del servicio que se ofrecía. Y al concluir el período
festivo, comenzó a disfrutar de las suyas por una larga temporada y a la espera
de las próximas, que comenzará a preparar con más antelación dado el
insospechado beneficio que podría sacar de las mismas.
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