Primer día
Un bicho negro con reflejos
verdes ha entrado en casa no sé si por debajo de la puerta o por la ventana que
estaba abierta. Tipo cucaracha pero no tan feo. Pienso en matarlo pero no
quiero yo oír el estallido de sus tripas con mis zapatillas. Lo Recojo en un
periódico y lo tiro por la ventana. Cinco pisos más abajo se oye un sonido
amortiguador. Soy capaz de soportarlo.
Segundo día
Son las 7 de la mañana, las 6
en Canarias. Años hace que llevamos sin toros, sin luchas, carreras ni espadas.
Las celebraciones del orgullos gay llevan medio siglo haciéndose. Vivimos con
una gran diversidad cultural. Aquí Franco murió una hora antes. Y de los 24
escaños que Vox obtuvo días pasados en el Congreso ninguno es de las islas
Canarias. O sea, llevamos una hora de retraso y diez de adelanto.
Tercer día
¿Ya es de noche? Se me pasan
los días y las semanas a una velocidad pasmosa. No me entero. Debe ser que el
planeta va más deprisa o que yo camino más despacio.
Cuarto día
Mi cumpleaños. ¿Qué cómo lo
celebramos? Brindamos con un dedo de vino frente al frigorífico . comimos en un
indio. Bueno. Quise decir comimos indio y yo hice tikka masala. Alguien brindó
también por el futuro. Pero el futuro no existe más cuando llega nos aplasta.
Quinto día
Y vamos saliendo al terminar
la conferencia. El silencio ha enterrados las palabras. Cientos de miles de
ellas fueron dichas. De ninguna se habla, de ninguna se pregunta.
Sexto día
He decidido pasar unos
cuantos días fuera del mundo. No sé cómo soy ni a quién me parezco. Aquí no hay
espejos ni cristales. Tampoco librerías, ni tengo papel para tomar nota de lo
que veo. Lo grabaré con mis ojos y lo guardaré en mi cabeza. Lo pensaré. Eso es, haré una cosa
que hasta ahora no he hecho: Aprender a pensar.
Séptimo día
Odio el refranero. Como tenga
que esperar al cuarenta de mayo para quitarme el sayo no va a quedar de mí ni
mi sombra.
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