En los variados programas de
radio emitidos con motivo de las pasadas elecciones escuché como hablaban de un
concejal amigo atribuyéndole el
calificativo de díscolo.
En efecto, yo también creo
que lo es, en cuanto no suele estar de acuerdo con los proyectos que se
promueven, beneficiando al que mas tiene.
Traducido al “cristiano”, se
podría decir que lo que Ramón -candidato a la alcaldía de mi ciudad- lo que
busca es aquello del pan partido y repartido, que no es otra cosa que un mundo
en el que tomemos en serio la dignidad humana, la igualdad equitativa, y la
libertad para vivir dando vida en abundancia.
Pasadas las elecciones y
elegido como alcalde, somos muchos los que esperamos la calma y agilidad
suficiente como para comprender qué es lo que más nos conviene a esta ciudad.
Cruzo los dedos.
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