Primer día
Otra mañana de domingo que
amanezco feliz. La noche descansa siempre obra milagros. Mañana comienza la
última semana de trabajo. Camino sonriendo, a ritmo lento, con ganas de
disfrutar cada segundo. Me levantaré más temprano y haré lo mismo mañana lunes.
Valoraré el trabajo que aún tengo.
Segundo día
Es martes. A veces hay algo
parecido a la tristeza. Me paro a escuchar como, desde este rincón, se oye una
voz que dice “debería escribir más", pero hoy no parezco tener pinta de
obediente. Me digo que no pasa nada por no escribir.
Intento cambiar una
obligación. A partir de ese momento poco hay que contar. Lo más que escucho es
silencio. Cierra los ojos y no me hace falta ni siquiera preparar la cama.
Tercer día
Esta mañana se me han pegado
las sábanas. El caso es que me despertado temprano, pero he mirado el reloj y
me he dado media vuelta para seguir durmiendo. ¿Me estaré volviendo un vago
perezoso -o sea, dos veces vago-. Prefiero pensar que el agradable sonido de
las gotas de lluvia al golpear el alféizar de la ventana ha sido la causa. Es más
romántico.
Cuarto día
¿Quién iba a imaginarse que
en mi mismo edificio, dos plantas más abajo, estaba teniendo lugar uno de esos
dramas que los medios de comunicación encuadran en eso de violencia doméstica o
violencia de género? Afortunadamente, en este caso, la situación no ha llegado
más lejos.
A veces estos hechos ocurren
a nuestro alrededor porque no sabemos o no queremos mirar. No disculpamos con
el pretexto de no inmiscuirse en las vidas ajenas, pero eso no siempre es
verdad.
Quinto día
Semana rutinaria que espera
llegue el Domingo. También sigo sin fumar. Llevo ya dos meses la cabeza no deja
de pedirme nicotina. Solo he salido a comprar al supermercado y al gimnasio. Con
tanto tiempo libre en casa y, sin embargo, todo desordenado. Cientos y miles de
papeles den diferentes lugares sin ton ni son. Esperando que no venga por casa
mi madre o mi abuela y me pongan la cabeza como un bombo.
Sexto Día
Estando en la playa tendido
al sol leyendo un libro llegué a una conclusión tengo que escribir algo cada
día aunque solo sea una palabra en una servilleta de bar aunque no tenga
sentido aunque sea una idénticamente aunque no lo publique cada día tengo que
escribir algo.
Séptimo día
Dentro de una semana otra vez
a las urnas. En la mayor parte del país, europeas y municipales. Parece que las
“gordas” -las generales- ya han pasado. Pero no nos damos cuenta que estas que
vienen nos afectan, en lo cotidiano, como las otras. Las europeas porque allí,
en Europa, cada vez se legislan más normativas que regulan el marco general en
el que vivimos: desde cuestiones relativos al medio ambiente, hasta el
etiquetado de los alimentas que compramos a la vuelta de la esquina. En las
otras, las municipales, nos jugamos lo concreto -el alumbrado, las basuras, el
transporte urbano, gran parte del orden público-.
No convendría despistarse…
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