domingo, 30 de junio de 2019

Me aburro


Lo confieso. Soy un asiduo consumidor de las tertulias radiofónicas de temática política. Y de los programas de televisión, y conspicuo lector de editoriales sobre estas cuestiones. Me interesa la política, es cierto. Considero que nos afecta a todos.

Este año no me puedo quejar. Después de haber pasado varias veces por las urnas y de haber escuchado   propuestas y hasta mítines de los diversos líderes pudiera quedar suficientemente saciado. Pero -soy así- aun quería mas. Quería presenciar en qué quedaban las negociaciones de los partidos en ayuntamientos y autonomías; quería comprobar cómo, en la práctica, los políticos demostraban o no su capacidad de pactos, de negociación, dónde estaban y dónde no sus líneas rojas, verdes o amarillas. Y sobre todo, su capacidad de formar o no un gobierno nacional (“un anillo para gobernarlos a todos”, que decía Saurón en los libros de Tolkien).

Tengo por norma diversificar mis fuentes: desde El País o El Español, hasta La Vanguardia, Diario.es, Público, Las mañanas de Jiménez Losantos, El Plural, Cuartopoder, En Casa de Herrero, Hora 25, El Confidencial, El Periódico de Barcelona, ValenciaPaza, República, Infolibre, El Mundo, 20 Minutos, … Incluso, a veces, me da el subidón y escucho en Ivoox la Contrcrónica, la Voz de Cesar Vidal (no confundir con Nacho Vidal, que va de otro rollo…) desde allende del Atlántico. Naturalmente también Al Rojo Vivo,  ElCascabel o La Sexta Noche…

Pero me canso. Ya me sé lo que va a decir cada cual sobre cada tema. No hay sorpresas. No quedan versos sueltos y todo son consignas, repetidas como Perogrullo por cada columnista, por cada contertulio. Y me canso.

Lo que en su día me divertía más que Juego de Tronos empieza a parecerme un juego de truños,... pero sin dragones.




Vivir

Sí. Hemos cambiado. Vamos cambiando. Y cuando tengamos los setenta igual no nos conocemos.

Hace poco en el taller de escritura, compartiendo lo escrito por cada uno, no dije en alto lo que había escrito en mi libreta de las televisiones

De pequeña escribí un diario y en la primera página puse NO LEER. A los 16 años dejé el diario y me quedé solo con los poemas, escribiendo sobre mis deseos y mis miedos, sobre las notas en el trabajo, sobre las ganas de ser y hacer otras cosas.

Han pasado dos días después del escrito de antesdeayer y hoy domingo por la tarde estoy viajando en un tren antiguo. Lo mío ha sido el avión y el barco. Y el coche, pero nunca en un tren y menos en un tren viejo

Sentada en el tren he leído los cinco últimos poemas de cada mes. He borrado el último verso de cada uno.

¿No he cambiado?

Antes hablaba de estas cosas pequeñas con mi marido. Ahora hablamos de qué comida sana y rápida haremos para asar, antes hablábamos de cajitas de juegos para jugar los tres y que el niño no se sintiera lejos de nosotros

Ahora ya no hablamos que si me gusta no me gusta . Ahora lo hacemos de qué colegio escoger para tu hijo o de qué comidas son para cenar.

Ha pasado mucho tiempo y nos hemos hecho marido y mujer. Y ninguno de los dos sabe si volveríamos a hacer nada

Que sí que sí. Que digan lo que digan no hemos cambiado. Queda más claro que el chocolate espeso.


sábado, 29 de junio de 2019

LGBTI


No, este año no podrá verse ondear la bandera arcoíris en algunos ayuntamientos de nuestro país. En Madrid por ejemplo. La irrupción de VOX en consistorios importantes de nuestro país impedirá que la celebración del día del orgullo gay (LGTBI sería más correcto decir) sea como ha sido estos últimos cuatro años, por lo menos.

Cosas de la Democracia, pero no es una buena noticia. Si de algo podíamos presumir en los últimos tiempos es del grado de tolerancia que ha conseguido nuestra sociedad en los últimos veinte o treinta años. Fuimos de los primeros países en legalizar el matrimonio entre personas del mismo sexo, por delante de democracias mucho más consolidadas, por ejemplo. Y nuestra sociedad no se descompuesto por ello, como vaticinaban los agoreros del conservadurismo más rancio.

Pero este año no. Este año no. Este año algunos ayuntamientos volverán a dar la espalda a la celebración y desde algunas concejalías se anuncia que su propuesta será aun más restrictiva en próximos años.

Es un síntoma, solo un síntoma de momento, del rumbo que toma la sociedad española, que, hasta ahora, había podido presumir de que la democracia española había conseguido mantener a raya a determinada política casposa. Ya no.

Aviso: “Que viene el lobo”.

No será que no estamos avisados.