Sí. Hemos cambiado. Vamos
cambiando. Y cuando tengamos los setenta igual no nos conocemos.
Hace poco en el taller de
escritura, compartiendo lo escrito por cada uno, no dije en alto lo que había
escrito en mi libreta de las televisiones
De pequeña escribí un diario
y en la primera página puse NO LEER. A los 16 años dejé el diario y me quedé
solo con los poemas, escribiendo sobre mis deseos y mis miedos, sobre las notas
en el trabajo, sobre las ganas de ser y hacer otras cosas.
Han pasado dos días después
del escrito de antesdeayer y hoy domingo por la tarde estoy viajando en un tren
antiguo. Lo mío ha sido el avión y el barco. Y el coche, pero nunca en un tren
y menos en un tren viejo
Sentada en el tren he leído
los cinco últimos poemas de cada mes. He borrado el último verso de cada uno.
¿No he cambiado?
Antes hablaba de estas cosas
pequeñas con mi marido. Ahora hablamos de qué comida sana y rápida haremos para
asar, antes hablábamos de cajitas de juegos para jugar los tres y que el niño
no se sintiera lejos de nosotros
Ahora ya no hablamos que si
me gusta no me gusta . Ahora lo hacemos de qué colegio escoger para tu hijo o
de qué comidas son para cenar.
Ha pasado mucho tiempo y nos
hemos hecho marido y mujer. Y ninguno de los dos sabe si volveríamos a hacer
nada
Que sí que sí. Que digan
lo que digan no hemos cambiado. Queda más claro que el chocolate espeso.
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