En su momento, y a pesar de
tener la puerta abierta por la otra entrada, nunca quisiste tenerla en cuenta.
Ahora, que ya la vida te ha curtido, es hora que tomar decisiones que valgan
para siempre por unos y otros.
Al que quisiste y no te quiso,
a lo que no alcanzaste después de soñar tanto tiempo con ello… y a ese al que
no quieres nombrar y que día tras día que asumiste llevar una cruz cada vez más
pesada. A todos ellos, ofrezco una tarea un destino, una misión: ayúdame a
descubrir que, viviendo en el barrio que vivo, teniendo las amistades que tengo,
también formo parte de la historia de la humanidad. Que me llamen y cuenten
conmigo para colaborar en un mundo otro.
Y que mientras colaboras tú
también en esta tarea, sé consciente de que tú y yo somos uno. Y los dos, con
aquellos que conviven con nosotros, seamos también uno. Que nadie eluda sus
responsabilidades.
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