domingo, 21 de mayo de 2017

Con cuidado

Iba preparando su proyecto compartido de vida con cuidado. El mismo lo repetía: con cuidado, es mucho cuidado. Paso a paso. Poco a poco. Fue amueblando la casa que habían alquilado sin muebles. Y con cada cosa que ponía sus sentimientos explotaban con ganas de decírselo a ella para que lo disfrutara también. Ella, por su parte, intrigada por los ratos largos que la dejaba sola, en algunas tardes, sin su compañía, comenzó también a elucubrar ideas. Y al tiempo que las hacía realidad, colocando cada cosa en la habitación grande que sobraba en casa de su madre sentía una pequeña tormenta en su interior.

Mientras en paralelo vivían la armonía entre los dos, al tiempo ambos se preguntaban si aquella construcción hecha por uno solo, pero para disfrutarla los dos había sido una buena idea que creara más armonía o estaba ocultando una tormenta.


Llegado el momento de cada uno enterarse del proyecto del otro, sin haber compartido al menos la idea, de telón de fondo se escuchaba una musiquilla que era así como el sonido del hombre con largos cuchillos, con revólveres y fusiles. En el fondo había tenido un diálogo silencioso, pues cada uno lo hacía pensando en el otro. Y convinieron que no basta pensar, sino también hay que hablarlo, decirlo.





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