Sus rivales personales fueron
cayendo uno a uno. Habrá, pues, cambio de jefe. Pero aquellos a quienes
obedecían los caídos, tales como bancos y petroleras, siguen afianzados en sus
puestos. ¿Habrá entonces cambio de jefe?
Siempre hay relevo. El sistema
lo exige. El único problema es saber si la apuesta será duradera, si el
elegido, como el cuco en nido ajeno, podrá también tumbar a sus sucesivos
rivales. De ser así, permanecerá asegurando la pervivencia del sistema. Evitará
crisis, incertidumbres, hasta que otro más fuerte o más tahúr le desplace.
¿Habrá cambio de jefe? No es
ese el tema. El tema es que no habrá cambio de sistema.
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