sábado, 13 de mayo de 2017

Mi ciudad

Las aceras rotas y los baches en bastantes calles de mi ciudad parecen ser como un reflejo de cierta agresividad social existente. Ya no se razona colectivamente y el egoísmo es la nueva epidemia que nos atenaza.

Lloran las aceras y las calzadas.

Nos queda la luz de las pequeñas farolas. Son el espejo donde nos miramos compartiendo una soledad.


Dicen que en mi ciudad hay unos 400.000 habitantes y el doble de ellos en la de mi amigo. Pero a los dos nos pasa que miramos el super, el bar, el bus, la calle y solo vemos una persona que se repite 400.000 veces. Es como cuando me miro al espejo que solo me veo a mí mismo. Parecemos viandantes que compartimos la soledad y casi que nos sentimos contentos cuando descubrimos que las vidas lejanas son idénticas a las nuestras.



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