jueves, 5 de octubre de 2017

Ser feliz

Fede suele recriminarse con frecuencia su torpeza. Y casi siempre se echa a si mismo las culpas de lo que le pasa. Por eso me extrañó mucho cuando me dijo que se estaba entrenando para ser feliz.
-       ¿Cómo es eso?
-       Sí. Es igual a cuando te decides por mantenerte en forma, y coges el hábito de “todos los días al levantarme voy a correr media hora”.
-       Pero la felicidad no es un hábito. Es algo más de dentro de uno que va surgiendo, por ejemplo, en momentos que tienes que tomar posturas ante la vida,
-       Sí, pero para mí es importante tenerlo como un objetivo a alcanzar
-       ¿Cómo un objetivo? No te entiendo.
-       Lo que quiero decirte es que como ya estoy harto de criticarme mis torpezas, pues ahora, he reflexionado sobre mis errores, y ya está bien; tengo que ser capaz de hacer otra vida para mí y mi objetivo será el ser feliz, el estar a gusto y no pasarme el rato lamentándome.
-       Bueno, sí. Me parece una idea fantástica. Tener siempre como meta una cosa, en tu caso el ser feliz. Pero ¿es lo único? ¿a costa de los demás, que también queremos ser felices?
-       ¡Que no, tío! ¿Tú no sabes que las personas podemos cambiar? Sí, sé que hay momentos duros en la vida, pero no quiero dejarme derrotar por los que puedan venir. Deberías estar más contento pues quiero cambiar de estilo.
No, me parece genial que cambies de postura. Asumir las cosas como vengan, no culpar a nadie etc. son cosas estupendas que me alegro si te salen de dentro. Conformarse con el sufrimiento, asumirlo, rebelarse, negarlo, justificarlo, culpar a alguien, culparse uno mismo..., así no resolvemos los problemas. Es cojonudo hayas decidido este camino. Y te lo voy a recordar, cuando pongas la marcha atrás.



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