Buscando la perfección lo que
más cerca podemos encontrarnos es con la ciencia ficción. ¿Dónde está la
realidad que no necesite un cambio? ¿Dónde uno de nosotros que lo tenga todo
aprendido? La persona perfecta solo la encontramos en nuestra imaginación de
una noche de insomnio.
Por eso lo mejor es ser uno
mismo. Me resulta feo que me comparen con otra persona. Cada uno es el mismo y
sus circunstancias. Y en esas circunstancias entra aquello que uno puede
aprender de otros. Y poco a poco la vida, aunque uno se dé cuenta tarde, va
demostrando quien es quien, quien vale la pena y quién no.
Y de quienes más he aprendido
es de aquellos que tienen un corazón humilde, sencillo y sincero. ¿Qué algunos
me han decepcionado? La decepción no ha matado ni robado las ilusiones, más
bien me han servido de maestra.
Por eso, y lo suelo repetir
como un disco rayado, hay que estar en la frontera y no construyendo
alambradas. La vida es corta. A vivir, pues, que son dos días. Es el título de
un programa de radio que coincide con la mejor receta que me ha dado el
especialista médico que me atiende.
Y así es. La vida es corta,
rompamos reglas, perdonemos rápido, amemos de verdad y nunca dejemos de sonreír
por más extraño que sea el motivo. Vivamos la vida, disfrutemos del momento y
no nos importe lo que diga el resto.
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