El bullicio en las calles
traseras al mercado del Puerto y el Castillo se hacía notar dese la amanecida.
Con esa incipiente algarabía llegaba Nanda al herbolario de Manuel Martín, artista
de pro en sus ratos libres, con dedicación a la pintura. Era su primer día de
trabajo y el hecho de que se lo iba a pasar entre flores le hacía sentirse
contenta. Pensando en ello se dirigía a su destino, saltando y brincando de
contenta, y expresándolo con unas maracas en sus manos y medio manojo de
hierbahuerto saliendo del bolsillo de su camiseta. Su olor penetrante y agradable era como ir
regando un éxtasis de simpatía a su paso hacia el herbolario, donde le esperaba
su nuevo jefe, considerado en el grupo de los buenos pintores canarios, para
irse a su taller de pintura que era lo que absorbía su vida. La floristería era
junto a una compensación económica por los meses poco rentables una expresión
artística personal, pues bordeando las diferentes flores había colocado varios
de sus cuadros relacionados con las flores. Alguno de ellos funcionaba
dinámicamente moviéndose dentro del local a través de un mando a distancia que
el empleado ponía en acción cuando había un buen grupo de clientes.
Precisamente una de las cosas
que le llamó la atención de Nanda en su entrevista de trabajo fue que llevaba
en su mano un libro de arte. Le preguntó cómo se llamaba, a lo que contestó “En
un abrir y cerrar de ojos, y es un libro que intenta explicar a la altura de
todo ser culturalmente medio qué es el arte”. De esta guisa estuvieron hablando
más de arte que de flores, tal que la entrevista terminó con un…
- ¿Qué tiene que ver lo que usted
estudia, el mundo de las artes con las flores donde va a trabajar?
– Pues que sin flores
desaparecería el arte -le contestó Nanda.
– Venga usted el lunes por la
tarde, mire la forma de reaccionar de nuestro empleado y al día siguiente por
la mañana estará sola en la tienda. Proceda con diligencia pues al ser día de
mercadillo esta zona se suele llenar, y la tienda también.
Confiando en ella sin saber
sus conocimientos le dio el puesto. Por la mañana la vio llegar, con sus
maracas en la mano, y cómo se paraba ante cada planta diferente, tal que tuvo
que salir a buscarla.
- Bienvenida, Nanda. Este es
tu nuevo hogar. Siéntete en tu casa y dime cualquier iniciativa que creas redunde
en beneficio de nuestras hierbas. Dada su sensibilidad por lo bello y las
flores son parte de la belleza verás que solo tendrás buenas noticias, tanto
para recibir como para darlas.
Haciendo un gesto con las
manos en la cara, como si estuviera visionando algo.
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