Día uno.
Me siento en la parte
descampada del parque a escuchar un concierto de rap. A punto estuve dé
insertarme en un cohete y llegar a la luna.
Segundo día.
A un amigo que no quiere
divorciarse: chico, la mejor solución que veo para eso es no casarse.
Tercer día.
Tenía una mirada que atravesaba
las alcantarillas y con las dos manos
sacaba las escupitinas que por allí algunos echaban.
Cuarto día.
Toma posesión el nuevo jefe.
De pinta moderna, lo primero que ha hecho ha sido pintar un escrito en la pared:
“Prohibido escribir en la pared”.
Quinto día.
Se lo he escuchado a mi amigo
italiano: “La mamma dei cretini è sempre incinta”. He decidido adoptar la frase
y elevarla a categoría universal.
Sexto día.
Matemáticas es la asignatura
que más me costaba estudiar y no aprobaba ni con un cuatro y medio. Y desde
ayer tarde me subieron de categoría. Ahora soy ingeniero de recreo.
Séptimo día.
Anuncian truenos y
relámpagos para esta noche. ¡Qué bien si me apetece salir esta noche a dar un
paseo de verano!
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