Nació y se desarrolló en una
isla canaria, en la más pequeña. En La Graciosa. Digamos que nació nadando. Su
vida, su deporte, su pasión: el mar. Cuando empezó en una profesión de futuro
sobre la marcha, el mar se centró en su pensamiento. Quería algo nuevo.
Diferente. El mar, el agua para ella tenía muchas posibilidades. Digamos que la
práctica la tenía ya realizada.
Buscando algo nuevo y sin
saber qué profesión podría elegir marcho a Madrid. A punto estuvo de volverse a
las 24 horas. Caminar por aquellas calles era para ella un ejercicio de
acrobacia. Tropezaba y se daba esquinazos cada tres por tres. Lógico. Miraba
para todas partes: edificios, torres, alumbrado menos para el suelo...
Confusa, de vuelta al piso
donde se dormía ya iba con la idea hecha: “Aquí estoy de sobra. Mañana en lugar
de ir a la universidad para informarme de las diferentes opciones que tengo
volveré al aeropuerto”.
Con esa idea se acostó y con
la misma se levantó.. al salir de su casa para comprar el bocadillo del
desayuno tropezó con el vecino que también salía a coger el ascensor. Hablaba
en sus ojos. Le tocó uno de sus puntos débiles; la nieve. Algo que ella no
había visto. Se entusiasmo y salió con él en la montaña... ahí comenzó lo que llevaba
buscando. la oferta de su vecino que acabo de conocer le pareció como caída del
cielo. Así que no lo pensé. Se abrigo y se montó en el Jeep de su vecino.
Era algo en lo que desde
pequeña le llamaba la atención. Pero viviendo en La Graciosa... hasta se había
olvidado y no entraba en sus proyectos para su formación profesional. Raúl, el
vecino en cuestión, por el camino le fue dando pequeña instrucciones. Ella, sin
sonrojarse, le dijo:
- Como me salga bien,
comienzo a entrenar para ser campeonas del mundo.
Y así inició su periplo y de tal forma lo hizo que
los dos primeros años ya había estado en las estaciones más importantes del
planeta. En su pueblo rodeado de mar y de sol, siempre con ambiente de playa no
se perdían un programa televisado de esquí. Hasta que en el pasado de diciembre
logro su objetivo. La vuelta al pueblo fue espectacular. Los vecinos que ese
año se había mudado para la isla de Lanzarote estaban todos ahí el día que ella
volvió. Tuvieron que traer autobuses desde la isla cercana celebrando la nieve
por abundante sol. Ambos, sol y mar, mar y sol fueron los animadores de calle
en esta impresionante jornada.
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