Es de bien nacido ser
agradecido, dice el dicho popular. Ayuda para preguntarse ¿cuántas veces al día
damos las gracias? Desde al que me sujeta la puerta del portal para nosotros
pasar hasta al profesional que me atiende con la atención. Tenemos mil y
un motivo para dar las gracias.
Gracias por tener una casa
donde cobijarnos, una cama donde descansar, alguien que nos quiere y allí nos
espera y no nos deja solos.
Gracias por el sol y la luna
que nos guía.
Gracias por aquellos que, con
su trabajo, han hecho posible el traje que me viste, el arroz qué cocino, el
caldero que pongo al fuego para guisar la comida que a mí me gusta.
Gracias porque siempre
encuentro gente que me sonríe y porque yo tampoco me olvido de sonreír.
Gracias por las sorpresas que
me da la vida.
Gracias porque todavía hay
gente buena que se preocupa de que las cosas
del mundo vayan mejor.
Gracias porque puedo escuchar
los trinos de los pájaros, sentir la suavidad de las hojas de los árboles.
Gracias porque tengo amigos,
se leer, sentir la brisa de los amaneceres.
Gracias porque no alentamos
mordaza alguna, porque expando libertad más allá de donde llegan las olas, por
los que lloran de rabia cuando descubren una injusticia.
Gracias por... Porque tengo
muchísimos más motivos que los aquí reseñados para seguir diciendo GRACIAS,
GRACIAS, GRACIAS.
No hay comentarios:
Publicar un comentario