El más reciente informe de la
Organización Internacional del Trabajo, la OIT, aporta el dato de que los
salarios se redujeron un 1,8% en España a lo largo de 2.017.
Dicho de otro modo, pasada la
crisis -porque así se decidido por decreto y se repite machaconamente desde los
órganos de decantación de la opinión pública y publicada-, pasada la crisis
-repito-, la clase trabajadora en nuestro país, no solamente no ve llegar un
margen de respiro, sino que su cinturón está casi un 2% más apretado.
Pero cuando se solicita desde
sindicatos, asociaciones de jubilados, etc., revertir esa tendencia -que
facilitaría consolidar la demanda interior, el consumo y el consiguiente aumento
del empleo-, el FMI, la OCDE y demás adalides del liberalismo económico aun
consideran insuficientes los sacrificios realizados hasta ahora. Insisten en la
necesidad de bajar impuestos, excepto el del IVA, que aun les parece bajo. Pero
de repartir de otra forma los esfuerzos no se dice nada.
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