De las desgracias también se
aprende, dicen. ¿Y qué enseñan? Pudiendo uno elegir maestro desde luego a la
desgracia no.
Se fueron de vacaciones. Toda
la familia, padre, madre y dos hijos. Y decidieron llevarse también a los dos
abuelos que quedaban vivos. Los abuelos no habían montado en avión. Llenos de
salud y pletóricos de ilusiones llegaron a Tenerife. A los tres días el abuelo
comenzó a orinar sangre. La preocupación, el temor a que pasare algo comenzó a
invadirles. En el centro de salud de urgencias le dijeron que el tema
sobrepasaba sus posibilidades. Tres días en el hospital. No playa. No
apartamento. Niños al cuidado de una persona que habían conocido recientemente en
la playa. Vuelta a casa ya fuera de peligro. ¿Que se puede aprender de esta
desgracia? ¿Que no se debe é invitar a los abuelos, es decir a los viejos, a
disfrutar de las vacaciones de la familia? ¿Que hay que hacerse unos análisis y
un examen médico antes de ir de vacaciones? Prefiero olvidarme de incidentes de este tipo y seguir con la vida
normal de cada día, pues lo que ha de venir, vendrá. Sin género de dudas.
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