Era raro el día que no
coincidían en la guagua de la mañana. Llevaba varios días dándose cuenta cómo
lo miraba. Hay miradas que matan y otras aquellas en las que te sientes
querido. No podía pasar indiferente ante esta mirada en concreto. Al bajar ella
del autobús, no siendo su parada de destino, la siguió a su trabajo. En aquel
momento tomó la decisión que cambiaría su vida: al mediodía, a la salida del
curro, estará allí esperándola.
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