Aquí llegan los dulces
recuerdos de aquella viejita que me crío y tanto adoré. Ahora estoy escuchando
como ella me cantaba al oído: “Llegó Navidad. Navidad está aquí”. Tanto se me
grabó que cuando estoy triste y melancólico su "llegó Navidad" me
ahoga la tristeza y vuelvo a vivir y, cuando me despisto, Yessica con su
manguera de agua fría me lo recuerda cada mañana. Y
cuando ella no está, ya se encarga Ilenia de esa tarea.
Mamá no puedo con ella. Mamá
no puedo con ella. Mientras, las chicas de la residencia acompañan a unos y
otros para que nadie se olvide de que hay que seguir haciendo un esfuerzo para
ser buenas personas. Jenny y Magnolia cantan que lo juran por Dios qué seguirán
cantando cada día, aunque solo sea el cha-cha-chá.
“Quién será quién me quiera a
mí…” cantan Judith y María, la enfermera, ya que a ellas hacen lo que hacen
porque lo que les importa es que somos nosotros los que aquí nos beneficiamos
de su trabajo.
Y es que somos costeros
aunque estemos en el Palmeral, en lo alto de la ciudad, gritan Candelaria, Dina
a la vez que Marta que no para de caminar.
Al mismo tiempo nos sacan a
bailar pregonando: viva la fiesta, a la cual ya se han unido con su tono
marchoso, a la vez que lo hacen Alexandra y Zuleima que reparten a un tiempo
yogures y fruta, llenas de contento que lo expresan cantando Alegría, alegría y
placer que desde que lleguen a nuestro belén del Palmeral no le va a pasar,
como aquella vez que nadie los quiso hospedar.
Tienes a alguien que avisa:
ha llegado la magia. Y don Margarita, Fanny y Gloria que con Miguel
repiquetean: “Pampanitos verdes , hojas de limón, la Virgen María Madre del Señor. Ya vienen
los Reyes por el palmeral…” y aquí tenemos el aguinaldo para repartir junio a
Nora y Yays.
Magnolia no para y me levanta
del sillón al sonido suave de la guitarra que canta “Sin tu amor yo voy a
enloquecer”…
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