Davos es
una pequeña localidad del este de Suiza, en plenos Alpes, sede del llamado
“Foro Económico Mundial”, una fundación dedicada al estudio y previsión de la
realidad económica mundial, sus perspectivas a corto, medio y largo plazo, publicando
informes y realizando -desde su fundación en 1.971- asambleas periódicas, por
cuyas tribunas que han pasado personalidades tan dispares como Henry Kissinger
o Nelson Mandela. Este año se dejarán caer por allí Angela Merkel, Emmanuel
Macron, Theresa May, Jean-Claud Juncker, Mauricio Macri, Christine Lagarde y
hasta el mismísimo Donald Trump. Lo mejor década casa.
Este
año, uno de esos informes de mayor interés versa sobre el futuro del mercado
laboral, centrando su atención en los países desarrollados y en vías de
desarrollo. Sus conclusiones no pueden ser más tétricas. Es cierto que se da
por cerrada la crisis, aunque más cabría decir que se ha da por cerrada para
los que nunca la sufrieron -o les rozó de soslayo-. Otra cosa es para aquellos a
quienes la crisis les cambió para mal la vida. Para ellos la crisis ha venido
para quedarse. La crisis es ahora su entorno natural y lo va a ser por mucho
tiempo.
Los
ratios de beneficios han recuperado los niveles previos a 2.009 o 2.010, no así
los salarios -los claros perdedores del proceso-. Eso ya lo sabíamos, lo
palpamos a diario. Lo preocupante del informe no es lo que confirma a toro
pasado, sino el futuro que aventura:
1.
El ritmo de expansión económica prevista no cubre el crecimiento de las
manos de obra en agricultura, industria y servicios. Dicho de otro modo, “no
habrá trabajo para todos”. Los contratos laborales serán, pues, temporales y
precarios.
2.
La distribución de las rentas seguirá la tendencia actual: mayores
porcentajes de beneficios, menor la tajada de los salarios.
3.
Necesidad de un reciclaje profesional permanente. Quien pierda el tren
tiene difícil -por no decir imposible- reintegrarse al mercado laboral.
4.
Las profesiones de futuro serán aquellas ligadas a las ciencias aplicadas y
las tecnologías -matemáticas, energías renovables, economía, medicina,
comunicación, ingenierías…-. Parafraseando el título de una canción de los 80,
“Malos tiempos para la lírica”.
5.
Empobrecimiento relativo de las llamadas “clases medias” como lógica
consecuencia de la competencia en los mercados laborales.
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