Estoy solo. Hace
tiempo que no hablo con nadie. De tarde
en tarde, hablo en alto alguna vez. En
las esquinas del mundo me pusieron para que nadie tropezara con otro o con el
acantilado. Ahora lo hacen desde el bolsillo de su cazadora localizando
direcciones y puntos de llegada. Solo las olas me recuerdan las canciones de
los muchachos que por aquí venían hablando, pues con el viento son las únicas
que escucho. Solo, sí, pero no en arena movediza. Solo, pero alto y
enhiesto, los ciclones conmigo no
pueden. Y a mis pies sigue el mar, con sus olas que van y vienen, hablando,
pues con el viento son las únicas que escucho. Olas azules, verdes… en un mar
siempre abierto. Y de vez en cuando, del vértigo del agua de pronto salta una gaviota blanca.
Sí. Estoy solo,
pero contento.
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