martes, 9 de enero de 2018

De carteros y poetas


Cuando veo al cartero de mi barrio hacer su trabajo como quien va paseando, me entran ganas de dejar la fotografía y dedicarme a repartir pan. Claro, siempre que fuese en un ambiente similar. A mi cartero se le nota que camina a gusto. Cuando el correo es poco y termina más pronto le veo paseando a la orilla del mar o corriendo encima de las hojas con su bicicleta. Regresa a su casa desahogado, observando lo que hay a su alrededor, despacio, como a quien le sobra el tiempo. 

Casi que a veces uno piensa: quiero ser cartero y no poeta. Aquellos caminan más y por eso los poetas somos más gordos.


No hay comentarios:

Publicar un comentario