Desde los ocho
años tenía dos pasiones: una, leer; otra, conducir un coche deportivo.
En cuanto a leer
le apasionaban desde pequeño las novelas de Agatha Christie. Y en cuanto al
deporte, era fan impertérrito de Valentino Rossi, con quién se sacaba una foto
en cada uno de los circuitos en los que este participaba y que guardaba en un
cofre de plata.
El año pasado
Valentino, al tiempo que le regalaba un collar rojo le dijo: "no dejes de
pelear, no dejes nunca de aprender y fíjate mucho en como lo hacen los
buenos".
Y así, con
ilusión, dedicación y ganas, comenzó su pelea de tal forma que a los pocos años
se le subió a las barbas por primera vez a su maestro, el cual al llegar a su
camerino no tuvo más remedio para calmar su angustia que abrir el paquete de
Nolotil que siempre llevaba consigo, pues le ayudaba a afrontar las situaciones
negativas. De esta manera la historia les ha unido, si bien en este caso el
padre no ha quedado contento con que su hijo lo supere.
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