Con frecuencia
aparecían en él actitudes de frustración y enfado, de ira, de abatimiento, a
raíz de alguna relación con amigos vecinos, compañeros de trabajo con quiénes a
veces se enfrentaba. Era normal que estuviera decepcionado, pues lo que quería
era que los demás le tuvieran en el centro de sus atenciones.
Cada uno de
nosotros hacen siempre lo mejor que sabe o puede, por lo que carece de sentido
culpabilizar siempre a los demás y no tener nosotros nada que aprender. Y es
que necesito aprender para relacionarse bien con los demás.
Tres cuestiones
fundamentales: conocerse, aceptarse tal cómo se es y y creer en el amor a sí
mismo. Y es que solo conociéndose a sí mismo puedes conocer aceptar y valorar a
los demás y así hacer que seamos más comprensivos.
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