Aquel viejo
sabio decía desde su montaña que ciertamente la vida está llena de pequeños
sobresaltos; que cuando terminas de
resolver un problema y respiras profundamente deseando gozar de la vida a pleno
pulmón, en el momento más inesperado, te aparece otro laberinto que resolver.
Solo te deja unos días de descanso.
El abuelo de la
montaña continúa explicando que no es cierto que para vivir bien haya que
sufrir. Pero si puede ser un llamamiento de la vida para, creciendo desde
nuestro interior, nos hagamos más fuertes.
No hay comentarios:
Publicar un comentario