A todos nos gustaría que la
vida fuera un camino de rosas. Pero no todos los días sale el arco iris. Vamos
por la vida con la mejor de las intenciones; más un día nos sale el lado oscuro
y tropezamos. Admitimos la libre opinión, sí. Podemos dar nuestra opinión sin
descalificar o ironizar a los que opinan de otra forma o podemos hacerlo
mostrando el lado hiriente. El otro puede molestarse, no porque tengas opinión
diferente, sino porque hablas con cierta negatividad de los sujetos que ven la
realidad desde otro prisma. Y en el fondo los que, por ejemplo, critican con
acritud al dogmático, con su forma y expresión están dando a entender que ellos
son más dogmáticos aún. No demos al otro la ocasión de pensar que tú te crees
con la razón y le consideras como un ofuscado.
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