¿Que te vas a Mesopotamia? (III)

-       ¿Qué te vas a Mesopotamia?, casi a una le preguntaron a Pedro en el club de la asociación vecinal

-       Fina: ¡Pero si eso lo tiraron todo abajo hace no sé cuánto tiempo! ¿Ustedes recuerdan lo de la torre de Babel? Pues estaba allí, así que es lo mismo, lo echaron abajo. ¿Qué vacaciones van a tener en medio de piedras y rocas rotas y despellejadas?”.

-       Eso que dices pasó muchísimo tiempo antes que naciera Jesucristo, le contestó. Y además no voy de vacaciones.

-       Y Fina, seguía su jerga: “Rocas y piedras, como te digo, haberlas haylas. Pero si mal no recuerdo por allí corren las aguas de los ríos Eúfrates y Tigris. Así que playa no, pero espacios naturales como un río tiene que ser algo especial para el relax”.

Todo ello al tiempo que el camarero nos traía lo que habíamos pedido. Yo, como siempre, me apunté a mi bocadillo de atún y pimiento morrón.

En medio de aquel comistrajo cachondo, Pedro nos contó: “Esos ríos son hoy la marca de Mesopotamia y con el trabajo callado y silencioso de mucho tiempo han hecho de la zona un campo de práctica e investigación ecológica. Y aquella famosa destrucción trajo consigo muchas reconstrucciones. No solo hay muchas cosas que ver de la antigüedad, sino muchas otras que aprender de la actualidad.”

Ante lo cual unos o pocos expresaron su interés por conocer del tema. Pedro, con la paciencia que siempre le ha caracterizado, como sabemos de sus avatares (ya le conocemos de sus andanzas en Alemania, el Vaticano, la Comunidad Europea y, como al final se instaló cerca de sus padres en la Mancha, potenciando un complejo ecológico que abarca más que la simple agricultura), les contó como las culturas de Mesopotamia han sido pioneras en muchas ramas del conocimiento. Fueron los que desarrollaron la fonética, en el campo del derecho crearon los primeros códigos de leyes, en arquitectura avanzaron mucho en la cuestión de la bóveda y la cúpula y son los que crearon el calendario de doce meses. Han sido por tanto gente que ha influido, no solo en la cultura de sus pueblos vecinos, sino también en la occidental. Y así siguió adentrándose en el campo de la ciencia, de la literatura, de la mitología y les recomendó buscasen poemas de los sumerios.

Y les explicó el motivo central de su viaje de esta forma: El territorio comprendido entre los dos famosos ríos –Eúfrates y Tigris-  es lo que se conoce como Mesopotamia, hoy territorio ocupado por Irak.  Ambos ríos disponían de gran abundancia de agua, lo cual originó que los sumerios iniciasen la aparición de la agricultura, el adobe y otras materias como la piedra, metales o madera, hubo que buscarlos en otros lugares.

Entre el Tigris y el Eúfrates, en lo que la mayoría podemos pensar que es un desierto y en un país que sólo imaginamos con arena, se encuentran las llamadas marismas de Mesopotamia. En otras palabras, inundadas de agua dulce que se extendían a más de 20.000 kilómetros cuadrados con las inundaciones primaverales. En esta región, una población autóctona con una cultura milenaria, conocida como los árabes de las marismas o maadans (ma’dan), vivía de los recursos naturales de la zona y con un particular estilo de vida. Sin embargo, este enclave natural de una gran diversidad biológica se puso en el punto de mira de Saddam Hussein en 1991 quien inició el drenaje y desecado masivo de las marismas. Como tantas decisiones suyas …ello colaboró a la destrucción de los ecosistemas y redujo la superficie de las marismas. Afortunadamente en el año 2003 el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) lanzó un proyecto para recuperar este espacio único bajo el nombre de “Eden Again”. En agosto del 2005 se habían recuperado un 37 % de las marismas, aunque esta superficie llegó al 50 % con las inundaciones primaverales. El éxito del mismo está siendo valorado también por la ONU que ya está estudiando su continuidad junto con Japón. Y aquí es, explicó Pedro –mientras se limpiaba las gafas del vapor del café-  “donde se sitúa mi viaje a Mesopotamia que no tiene precisamente su carácter turístico. Hoy los mencionados maadans (ma’dan) o árabes de las marismas viven en medio de la marisma con sus casas flotantes, a base de cañizo que se distinguen por su característica forma de arco de bóveda. Estas construcciones son idénticas a las que se ven reproducidas en los bajorrelieves sumerios. Con bastante frecuencia, estas islas en realidad flotan y precisan de un esforzado mantenimiento.

Toda la actividad social de este pueblo se centra en el comercio entre ellos, que es mediante trueque. Cerca de las casas disponen de pequeñas huertas, donde se cultiva arroz y mijo en verano o trigo y cebada en invierno. Tras el inicio del proceso de recuperación de las marismas unas 42.000 personas han regresado para volver a su estilo de vida tradicional. La recuperación de las marismas de Mesopotamia supone sin duda la preservación de lo que algunos piensan que fue el paraíso.

Por eso hemos planificado un viaje a la zona, que nos financia una entidad pública, para aprender de su experiencia y ver qué hacer en algunos pueblos nuestros de La Mancha que se han quedado secos no solo por la poca lluvia que ha caído sino también porque los jóvenes han emigrado por no tener salidas laborales. Y esta puede ser una salida también para evitar que los pueblos se queden vacíos”

Lo más curioso en la organización del viaje, sin embargo, es que, yendo a una tierra legendaria, con ríos bíblicos y la magia de Aladino, nos hayan pedido que llevemos escalestrixs de regalo para sus niños. Con todos los follones últimos provocados por gente de sus ambientes esperemos que la protección bíblica y la del genio de la lámpara sigan haciendo de estas tierras legendarias unas tierras fecundas y veamos como los occidentales podemos aprender también de los de Oriente.