Circula
por los ministerios de Economía y Hacienda y de Trabajo un borrador, según el
cual el contrato de becario pueda extenderse a trabajadores de más de 45 años.
Recordemos que este tipo de contratación permite salarios que no superan el 75
por ciento del salario mínimo y no generan “desempleo”, tampoco derechos para
una futura pensión.
¿Dónde
está el límite? Ahora que se supone que la crisis -o lo peor de la crisis- ya
ha pasado, la avaricia de determinada clase empresarial sigue pensando que el
beneficio a corto plazo justifica cualquier propuesta.
Y digo
que “a corto plazo” porque la aplicación real de estas propuestas significaría,
no solo la miseria para muchos, sino el fin del sistema de pensiones, el
descalabro de los niveles de consumo y, a la postre, más empleos precarios, una nueva crisis económica
y más desempleo. ¿Hasta dónde se puede estirar la goma? ¿Puede el egoísmo de
unos pocos acabar con las expectativas de una vida digna de la mayoría?
Quiero creer -como
ocurre en la mayoría de los casos- que este borrador no pasará de ser una
ocurrencia y que no llegará nunca a plasmarse en una ley o un decreto. Pero la
mera constancia de su circulación por las mesas de algunos ministerios no deja
de ser un aviso a navegantes. Quizás esa sea su intención final, la de marcar
el territorio y que acabemos pensando que aún podríamos estar peor.
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