lunes, 19 de marzo de 2018

La Cazadora

Al llegar a su casa era costumbre abrir antes que nada el buzón de correos, que casi siempre rebosaba propaganda. Después de comer reposaba sentada en el sofá de la sala leyendo las novedades de Hipercor, Mercadona, DIA... Las bajadas de precios de algunos artículos es lo que más le interesaba. Y así, al día siguiente, si encontraba algo interesante que necesitara, se podía ahorrar un dinerillo.

Con su pensión, no quedaba más remedio que hacer malabares con los números. Pero con el tiempo se convirtió en un fin en sí mismo, una especie de reto.

Y así, varias tardes a la semana, aun hoy, se da un paseo por alguno de esos hipermercados, buscando lo más barato. Se guía por lo  bello y oportuno del objeto en cuestión. No mira tanto la necesidad cuanto el precio. Y, casi siempre, termina la visita sin comprar nada. Le basta saber que podría haberlo hecho, no ya por poderlo pagar, si no por haber descubierto la ganga oportuna y estar allí en el momento adecuado.

Con eso se conforma. No necesita mucho más para dar por cumplida la jornada.


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