El último rayo de sol estaba se
filtraba por la ventana del salón restaurante
cuando Rena entraba por una de las puertas laterales. No hacía falta
verla, su perfume la delataba. El día que se habían conocido, Miguel se dio
cuenta era la mujer que estaba ansiando a todos los niveles. Y así fue. En su
caso la sensualidad hacia pareja con la ternura. Se notaba cuando comenzaba con en aquella ternura
acompañada de su cálida sonrisa y que más tarde acabaría retorciéndose como un
árbol en llamas. Los primeros meses fueron una mezcla de todo ello.
Una noche, descansando en la
cama del ardor y frenesí, de ese día, ella, mirando fijamente para él, le
sorprende con estas palabras: “Te quiero”. Paralizado por un momento ante
aquella sorpresa, rápidamente reaccionó y mientras le abrazaba, le dijo al oído:
“Yo también te quiero”. Era lo primero que quise decirte la noche que te
conocí. Aquel abrazo de aquella noche-
después de tres meses de relación sexual-
cada uno, en su interior, quería que el tiempo se detuviera pero, a
pesar de que sus deseos se hicieron realidad y permanecieron, juntos se
acordaban, pasado el tiempo, de aquel momento como si solo hubiera pasado un
segundo.
Jo, qué bonitooo!!
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