Luz, conciencia, sabiduría.
Algo había en el interior de aquel nuevo grupo que surgió en la ciudad. Pronto
sus ideas fueron extendiéndose. De pronto veías intervenciones suyas anunciadas
en puntos diferentes de la ciudad casi a la misma hora. Sus ideas se repetían
con diferentes modelos de presentación: vernos tal y como somos, con nuestras
luces y sombras; reconocer y, por tanto, superar nuestras limitaciones; ver los muchos talentos que cada uno tiene y
las muchas posibilidades que pueden desplegarse en el futuro; descubrir en cada
error la posibilidad de conocernos mejor, de comprender más a los que se
equivocan; ver en positivo a cada
persona, etc. Ideas fáciles de aceptar, difíciles de realizar, pero no
imposibles. Ideas que cundieron en el animo de muchos, logrando así que una
sensación de nueva conciencia colectiva se extendiera en el ambiente.
Y es esas estamos: en pleno
cuarto creciente.
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